Muchos pierden la esperanza al primer intento, otros ni siquiera piensan en una segunda o menos en una tercera vez ante el fracaso de los objetivos planteados.
En nuestra Cordada, habíamos buscado explorar accesos distintos al Mocoen y fue solamente a la tercera exploración que logramos dar con la cumbre.
Cada intento fue una aventura especial, con anhelos, sueños y deseos renovados de proseguir nuestra ruta hacia la montaña mágica y su entorno de habitantes.
Dicha travesía significó además una motivación especial pues dentro de quienes participamos en esta ocasión se encontraba nuestro padre; Pedro Iturrieta Maldonado, un viejo montañés con cumbres en América, Antártica y Europa, de actuales 69 años.
Por ello nuetsro Trekking poseía el sabor de la relación intergeneracional, del desafío y junto con ello de nuestro sello de búsqueda y recreación saludable aprovechando el mágnífico privilegio de nuestra majestuosa cordillera de los Andes.
En esta ocasión la ruta trazada contempló el tradicional sendero señalado y desde dicha ruta enfrentar nuestro ascenso paulatino. El calor se hacía sentir y así de rato en rato descansabamos, bebíamos agua y además aprovechabamos de platicar y bromear respecto a nuetsro estado físico.
Paso a paso, nos fuimos apróximando a la cumbre y de esta forma cerca d elas 14:30 hrs, nos hallábamos contemplando un panorama espléndido del Valle de Aconcagua con una vista panorámica privilegiada de 360º.
Alto de los Leones, nevado de Juncal y hasta un emergente Aconcagua nos medían desde nuestro observatorio.
Del mismo modo aprecíabamos San Francisco, El Orolonco y más hacia los Andes el peregrino Cerro de la Virgen.
Ser testigo de dicha panorámica es un privilegio que se gana y no se otroga gratuitamente, la montañaMágica permite, concede y a su vez exige la fidelidad, respeto e identidad que no pocos olvidan. Manteniendo en nuestra mente dichos mandatos, agradecimos la oportunidad y luego de contemplar apaciblemente nuestro escenenario iniciamos el retiro hacia nuestro campamento para alojar en aquellos parajes cordilleranos. Parajes sembrados de historias de arrieros, exploradores Chasquis, Mapuches , españoles, Patriotas en busca d ela Independencia y junto a cuantos otros que han ido dejando su mensaje del caminante a través del a historia....
Nosotros mismos, fuimos ese día 13 de de noviembre parte de la historia, la historia particular y esa otra que sólo la Montaña conoce y guarda celosamente.
"Partimos un día sábado a buscar el sendero prometido, ese que antaño nuestros abuelos y hermanos recorrieron, el mismo que cada temporada es abierto por los guardianes de la Montaña, los celosos guardianes que nos contemplan serenos desde su refugio de elevada cumbre, mientras a lo lejos un Cóndor recorre cada rincón de nuestro hermosos país"