Entretenida caminata que por mucho tiempo estuvo solamente en el papel y en mis planes mentales sobre posibles rutas a explorar. Finalmente a fines del mes de marzo de este año (2024) el plan fue tomando forma y se pudo concretar.
Con la poca información existente en internet, me dirigí hasta el santuario de la naturaleza El Arrayan. Estacione el vehículo, tome mi mochila y cámara y me lancé a la aventura.
Mi idea era remontar lo mas posible el estero, idealmente hasta la unión con el estero Ortigas, que cae desde otro cajón cordillerano distinto del Arrayan.
10 de la mañana, y era el momento de partir.
Comencé a remontar el estero por su derecha, siempre en dirección norte. Algunos tramos son mas complejos de seguir por la vegetación, pero en general, es una ruta bastante clara.
Vacuno observándome desde la distancia
Luego de poco mas de media hora existe un pequeño portón de madera con una casa ya en ruinas. Al menos yo solo escuche ladridos de perros a la distancia, pero no vi a nadie allí.
Un enorme nogal
Antiguos corrales de piedra, de una época distante en que las montañas era un terreno fértil para la ganadería
Pequeño curso de agua, en la ruta me encontré con dos, que caen desde el este.
Esta es la Quebrada Palo seco
Y por supuesto, no podían faltar las hermosas aves que me acompañaron en todo momento en la caminata.
Un majestuoso Peuco
Chiricoca
Y seguía avanzando, siempre en dirección norte.
Efecto de la erosión del estero Arrayan sobre la roca. Un trabajo de miles de años.
Al fondo se logra apreciar el Nevado Los Ángeles de 3700 metros. Era mi referencia aproximada, ya que a sus pies se unen los esteros.
La segunda quebrada.
Quebrada del agua
Luego de 3 horas de caminata ya quedaba cada vez menos.
Y finalmente. El estero Ortigas.
3 horas y media de caminata y 12 kilómetros y medio desde el estacionamiento del Santuario el Arrayan.
Meta conseguida.
Foto con vista hacia el sur. A la izquierda se logra apreciar el sendero que logro conducirme hasta tan bello lugar.
Otra gran aventura se suma a mi registro personal. En esta ocasión fue mucho mas significativo ya que era una idea que tenia en mente desde hace mucho tiempo, y que finalmente la pude concretar.
Aun me quedaba todo el regreso, por las mismas huellas que me llevaron hasta mi destino. Me tomó un total de 7 horas y 20 minutos completar la ida y vuelta. Fueron desgastantes 25 kilómetros, que me llevaron a extremar energías para poder mantener el ritmo y completar sin problemas el sendero.
Al regresar, y por el calor del día, aproveche para bañarme en las frescas aguas del estero, lo que me permitió no solo refréscarme, si no que también cargar energías y continuar.
Una caminata extensa pero con un sendero claro en todo momento.
Al tener el estero y las quebradas descritas, cuentas con acceso a agua en todo momento, por lo que cargar liquido en exceso es innecesario.
Las aves fueron las protagonistas del lugar, y me sorprendió la abundancia en número y cantidad de especies que pude encontrar.
Solo queda planificar y aventurarse por este bello cajón cordillerano.