Días atrás,
y comenzando nuestras esperadas vacaciones, decidimos aventurarnos hacia este
"pequeño" Parque Nacional, de 6700 hectáreas, que comparado con otros
de la región de la Araucanía no tiene el mismo tamaño ni la misma fama. En el
mapa aparece como una delgada zona verde, a la cual se puede acceder solo por
un camino ripiado, y que no cuenta con acercamiento en transporte público.
Lo
anterior de hecho nos motivó aún más, era necesario descubrir un rincón poco
conocido de esta bella región del país.
La visita
al parque fue del día sábado 25 de febrero al martes 28.
Como
datos generales, la entrada cuesta 3.000 pesos, y el sitio para acampar por día
12.000.
Los participantes de esta aventura en el cartel de entrada al Parque
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Esta
fue una de nuestras primeras fotos ya instalados, y es al rio que se encontraba a unos 20
metros de los sitios de camping, donde nos bañamos y disfrutamos de la belleza
del lugar.
Nuestro sitio. Justo al lado del "árbol de las lagartijas", bautizado así por Javier, debido a que ese espacio era un área de descanso natural para muchas lagartijas del parque, que disfrutaban del sol desde la mañana al atardecer.
Un majestuoso Martín Pescador, posando para la foto en la parte mal alta de nuestro arbol de las lagartijas.
Esta foto fue al atardecer, con menos luz, y la pude obtener caminando un tramo por el rio hasta lo más cerca que pude sin alterar a estos dos bellos Caranchos o Traros que se estaban preparando para el descanso, o para la cacería nocturna.
La extensión aproximada es de 2,2 kms, y es de una dificultad baja, accesible para cualquier persona, de hecho hay un sendero de inclusión que bordea un bello humedal en la Laguna Malleco, que puede ser realizado antes de iniciar la ruta principal.
Comenzando la caminata. Ya preparados.
Javier, mi bello hijo, Mariela, mi bella esposa y yo.
Los tres felices por estar en un sitio tan maravilloso y especial que estabamos descubriendo.
Ya rumbo al Salto del Malleco. Una pequeña detención en la laguna homonima.
Disfrutando el lugar, tomando fotografías, descansando a orillas de la laguna, observando aves, peces y escuchando el croar de las ranas, llegamos a destino, el cual marca el fin de la ruta, El sorprendente Salto del Malleco, una cascada de 50 metros que impresiona al llegar, situada escondida en medio de un copioso bosque de enormes arboles nativos.
Una visita recomendable para todos quienes disfrutan de la
naturaleza y les gusta aventurarse por caminos no tan frecuentados.
Solo se puede acceder por vehículo particular, lo que se transforma
en algo positivo también, ya que el número de visitantes es mucho menor
comparado con otros parques nacionales.
Un parque quizás no tan grande en hectáreas de extensión,
pero que cuenta con una buena red de senderos y atractivos naturales que lo vuelven
como un imprescindible de visitar.
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