jueves, 14 de marzo de 2019

Parque Nacional Bernardo Ohiggins




El siguiente relato trata de rescatar una gran aventura que tuve la suerte de vivir  hace casi 10 años. En el mes de septiembre del año 2009 me embarqué hacia los mares del sur, en una travesía que me llevó a recorrer fiordos, canales y por supuesto rodear el movido Golfo de Penas en un tramo desde Puerto Montt hasta Puerto Natales en tres días de navegación.

Dicho viaje lo realicé en una embarcación de Navimag, empresa de transportes que en esa época se presentaba como la única opción "económica" para recorrer la zona de Aysén y Magallanes por los fiordos australes.

En el primer tramo, la embarcación se desplaza por canales interiores, completamente protegidos, haciendo de la experiencia de navegación algo totalmente tranquilo y benigno. Eso, hasta que llega el momento de rodear el Golfo de Penas, donde es necesario salir a mar abierto, y recibir de lleno, los oleajes que vienen desde el oeste a chocar con el territorio continental.
Ese día de navegación, fue bastante movido, haciendo que el vaivén provocara mas de algún malestar a los viajeros de la nave. Fue ya al llegar la noche que se comenzó a ver a lo lejos un faro que brillaba en medio de la nada, un faro que señalizaba un punto de entrada a los canales y fiordos, prometiendo nuevamente la protección contra el oleaje mas violento, que nos mantuvo en movimiento en todo momento aquél día.
Fue en la noche que entramos al canal Messier, un enorme canal que da el punto de partida también al Parque Nacional Bernardo Ohiggins.






El Parque nacional Bernardo O higgins en cuanto a extensión es el mas grande de nuestro país, abarcando poco mas de 3,5 millones de hectáreas, convirtiéndolo también en uno de los mas grandes a nivel mundial.
Su extensión abarca territorios tanto de la región de Aysén como de Magallanes, predominando un clima lluvioso y polar en algunas zonas, con paisajes en donde abundan los glaciares, campos de hielo, fiordos, canales pequeños y una innumerable cantidad de islas de todos los tamaños y características geográficas.









Navegando por el canal Messier, rumbo a Puerto Edén, donde tendríamos una detención para conocer tan significativo lugar.












Bellas postales de las cumbres nevadas y sus bosques.








La tranquilidad del agua sirve como un potente espejo que refleja las maravillas del lugar.
Vista hacia el oeste, isla Wellington.














Posando para una foto para el recuerdo.
Mas que feliz.














A la distancia, a los pies de las cumbres nevadas, ya se lograba apreciar el pequeño poblado de Puerto Edén, hogar de los últimos descendientes del pueblo Kaweskar, quienes surcaron estos canales durante milenios, enfrentando las condiciones climáticas mas extremas.















Otra vista de Puerto Edén














Dejando el barco. Rumbo al pequeño Muelle.
















Ya en tierra. Caminando por sus pasarelas de madera, muy parecidas a las existentes en caleta Tortel.







Un mágico lugar.








Sector donde se reúnen algunos servicios administrativos, escuela, capitanía de puerto, entre otros.








El iconico Cartel de CONAF. Situado en todos los parques nacionales del país.









Posando a un costado, rodeado de vegetación.






















Nuestro barco a la distancia.
El recorrido seguía por los alrededores de tan bello lugar.








Vista desde la altura.
Una gran panoramica.








La detención fue de una tres horas, un tiempo breve al cual trate de aprovechar al máximo para poder conocer todos los rincones tanto del poblado como de sus alrededores.

Ya era el momento de regresar y continuar la navegación, aprovechando las horas de luz que quedaban para poder seguir contemplando las maravillas de los canales australes.















Cumbres nevadas, y cascadas que caían desde las alturas.







Dejando atrás el Canal Messier, adentrándonos en pasajes mas estrechos de la ruta.















Mirando hacia el este, hacia campo de Hielo sur.
En el mar, se lograban apreciar los restos de los inmensos glaciares que cubren un enorme territorio.





















Y el anochecer se acercaba.
Los rayos del sol ya no podían atravesar los cielos nubosos.
Estábamos pronto a  despedir un gran día de aventura.










Si bien esta entrada al blog no trató sobre un trekking realizado ni una cumbre conseguida, la idea de plasmar las visitas a sitios y parques naturales viene a complementar todas las salidas a terreno que hemos ido realizando con el paso de los años.

En esta ocasión la visita a un parque Nacional tan alejado y difícil de visitar fue una razón mas que suficiente para crear una descripción y mostrar parte de las muchas fotografiás realizadas por tan bellos rincones de nuestro país.














viernes, 8 de marzo de 2019

Santuario de la Naturaleza Península Hualpén



El santuario de la naturaleza Hualpén es un área protegida que abarca 2660 hectáreas, y que pretende proteger la rica avifauna de la zona, ademas de bosques, humedales, ríos y hermosas playas. En el se encuentra la desembocadura del majestuoso Bio Bio, icono y que da nombre a esta bella región.

Nuestra visita fue a un sector de esta reserva llamada Parque Pedro del Rio Zañartu, que protege 552 hectáreas, en donde se pueden realizar caminatas, acceder a un interesante museo y conocer mas de este bello rincón protegido de nuestro país. 

Esta visita se enmarca dentro de nuestra vacaciones familiares a la bella ciudad de Concepción, en donde tuvimos la suerte de recorrer también  sus cercanías.







En la entrada de este parque se encuentra la antigua casa en donde vivió don Pedro Del Rio, un importante empresario de la zona que viajo varias veces por el mundo, trayendo diversos objetos que actualmente se encuentran en exhibición en el museo.

Fue el quien entrego estas tierras a la ciudad, con el compromiso de que se resguardaran y protegieran para las futuras generaciones.










En el parque, existe un camino vehicular que puede llevarte directamente a la desembocadura del Bio Bio, lugar exacto en donde vierte sus aguas al enorme océano pacifico.

Hay estacionamientos obviamente fuera de la zona de playa, a la cual se accede luego de una breve caminata.












Decidimos hacer un sendero que lleva al cerro PomPom, (que se aprecia a la distancia), desde donde se pueden obtener hermosas vistas tanto del rio como del majestuoso oceano.









 Otra vista de la playa.









 Lugar donde se termina la playa y comienza el ascenso.









 Vista desde la altura.  la derecha el rio, y a la izquierda el mar. Al centro, la playa en donde habíamos estado minutos antes.








Detalle de la flora del lugar, con un claro predominio de vegetación arbustiva en vez de arboles.








Entretenidas vistas y acantilados. Si bien es un sendero sencillo, los resguardos son siempre necesarios.








Rio y Mar, difícil distinguir donde empieza uno y termina el otro.
Vista hacia el sur, distinguiéndose a lo lejos la ciudad de San Pedro.















Con mi compañero de aventuras, felices con las vistas panorámicas que nos entregaba tan mágico lugar.













Ya realizando el descenso.








y de regreso a la playa desde donde comenzamos.
Ruta ida y vuelta de 2 kilómetros aproximadamente.








Una de las características de este santuario de la naturaleza es la presencia de variada avifauna, por lo que para los amantes de la observación de aves como yo, fue un plus adicional.

A continuación algunas que pude fotografiar.


Blanquillos en el mar.



 



Zarapito de pico curvo



 



Garza Grande






Garza Cuca








Un lugar recomendable para visitar. De fácil acceso, con buenos senderos para poder contemplar la naturaleza, con vistas panorámicas del océano y la desembocadura del Bio Bio. Avifauna variada, y un museo que complementa la jornada de actividad al aire libre.
















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