lunes, 16 de septiembre de 2019

Reserva Nacional Rio Cipreses




Hace un par de meses atrás, precisamente el día Lunes 15 de Julio, emprendimos desde Santiago el viaje con el objetivo de visitar, al menos para mí, este inexplorado rincón de la Sexta Región.
Es un viaje perfectamente realizable por el día, aunque si dispones de mas tiempo, cuentas con una amplia zona de camping para disfrutar un día y noche en la cordillera.

A nosotros nos tomó cerca de 2 horas llegar, y lo ideal es ir con tranquilidad para así poder disfrutar la ruta y las vistas que vas consiguiendo al dejar atrás Rancagua e internarte por el camino hacia la Reserva.

En la entrada, nos encontramos con guardaparques muy amables, con quienes tuvimos una visita guiada por un museo que han habilitado para los visitantes, donde pudimos aprender mucho mas de la reserva, su historia y la flora y fauna que podemos encontrar.










Uno de los guardaparques nos señaló donde descansaban una pareja de Tucúqueres, pudiendo encontrar en esa ocasión a solo uno, el cual descansaba en lo alto de un árbol, escondido entre las ramas.








Un cóndor también nos daba la bienvenida.







Con bastante información, cruzamos el portón de acceso a la reserva y tomamos dirección hasta el camping Ranchillo, lugar en donde se puede estacionar, y disfrutar del lugar, así como también de los senderos cercanos.

El primer sendero que realizamos fue, "Los Peumos", de baja complejidad, ideal para toda la familia.
La caminata nos tomó poco mas de una hora, recorriendo un total de 2,4 kms.










Uno de los muchos "Rayaditos" que pudimos ver durante la caminata.








Vista hacia el este, con el Rio Cachapoal a los pies de las montañas.








Con Javierito. Mi compañero de Aventuras.















Cascada a un costado del sendero. Sitio ideal para descansar, hidratarnos y disfrutar de las bellezas de la naturaleza del lugar.








Mirador. Vista hacia el norte.









Un zoom al camping Ranchillo, desde donde comenzamos la caminata.














Un enorme árbol, desconocido para mí.







Ya de regreso era el momento de descansar, almorzar y recuperar fuerzas para realizar otra caminata por los alrededores.
La idea era transitar por el sendero inclusivo "Tricahues", que en menos de un kilómetro te permite acceder a un mirador hacia acantilados que caen al Rio Cachapoal y que son utilizados por los Loros Tricahues como sitio de nidificación.






Detalle del sendero.









Tricahues sobre los arboles del lugar, teniendo como fondo las enormes montañas nevadas.








Otro acercamiento a las enormes torres de roca de la montaña cercana.








Ya de regreso al sitio de camping era necesario descansar y conectarse con la tranquilidad del lugar. Dispusimos de toda la tarde para recorrer y disfrutar del entorno.

Fue en estas caminatas que pude fotografiar algunas aves, como esta pareja de Tiuques que se encontraban sobre una roca muy cerca de nosotros.







Una solitaria Diuca.








Y una de las tantas "estrellas" de la reserva, Los Loros Tricahues, los cuales al atardecer vuelan en enormes bandadas hacia sus sitios de descanso en los bosques cercanos. Un momento conmovedor, sobretodo porque sabemos el impacto que hemos generado por años sobre esta especie, ya sea por su caza, degradación de su habitat y venta ilegal como "objeto trofeo" o "mascota", y que nos recuerda la importancia de proteger tanto a especies nativas como a nuestras áreas protegidas.







Fue un gran y mágico día. Aún quedaban dos horas de conducción, pero el relajo y tranquilidad hacían olvidar que faltaba aún el regreso.

Reserva que puede ser visitada por toda la familia, con amplios lugares de descanso y senderos para todos los gustos y exigencias.







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