lunes, 23 de noviembre de 2020

Estero las Hualtatas

 

Luego de meses de confinamiento y de estar alejado de forma obligada de cualquier actividad al aire libre por el famoso COVID, aproveche LA oportunidad que se me presento para tomar mi mochila, y lanzarme a caminar por donde hubiera naturaleza, tranquilidad, y distancia de la cárcel ciudad.


El día jueves 17 de septiembre pasado solo se trabajaba medio día, y algunas comunas de Santiago ya presentaban un leve avance respecto a la cuarentena total, que nos había tenido recluido los meses previos. En dichas comunas, ya había libre desplazamiento los días de semana, por lo que se me presentó una oportunidad única que no podía desperdiciar.


Solo con la ayuda de Google Earth, pude trazar un recorrido para una aventura de descubrimiento por una zona al menos para mi totalmente desconocida. Por las imágenes, pude apreciar un acceso vehicular expedito, algunos senderos o huellas marcadas en el terreno, y el curso del estero Hualtatas que me debería acompañar durante algunos tramos de la ruta.


En la imagen, el detalle de mi recorrido. Fueron en total 18,7 kilómetros, distribuidos en un tiempo de unas 5 horas aproximadamente.

 

 
 
  



 
 Empezando el recorrido. Dejando rápidamente atrás la ciudad.
 
 
 
 
 
 
 
 
Remontando una pequeña colina. 
Cruzando hacia el otro lado debería estar el estero y la huella de un sendero.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Siempre hay tiempo para la observación de aves. 
Cámara en mano pude capturar esta Rara.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
Finalizado el ascenso, me encontré con esta bella planicie completamente verde. La primavera ya estaba presente en la precordillera. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Vista hacia el camino ya recorrido.
 
 
 
 
 


 
 
 El famoso estero, el que le da el nombre a este Trekking y a la entrada del blog.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Momento ideal para refrescarse e hidratarse para luego seguir adelante.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Poco a poco se iba ganado mayor altura, en esta subida ya se podían apreciar a la distancia algunas cumbres nevadas.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y una nueva verde y extensa planicie, con agradables vistas ya a cumbres cordilleranas de mayor altura.
 
 
 
 
 
 
 
Uno de los aciertos fotográficos del día, mi primer chuncho avistado y fotografiado, escondido en un gran árbol a un costado del sendero.
 
 

 
 
 
 
 
 Un majestuoso árbol nativo
 
 
 
 
 
 
 
 
Momento para un breve descanso, y para una foto que pudiera inmortalizar aquel hermoso día soleado, rodeado de un manto verde y una tranquilidad y relajo total.
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La ciudad, cada vez mas lejos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ya desde mayor altura, dejando atrás la "Hacienda Santa Martina", un club de golf y centro de recreación bien oculto entre los cerros.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Los carroñeros haciendose presente. 
Un despreocupado Tiuque disfrutando los restos de un vacuno muerto.
 
 
 

 
 
 
 
Y sobre mi, en lo alto, un Águila buscando alguna presa.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Y finalmente, mi destino final de aquel día.
En el mapa de Google Earth me aparecía un gran manchon verde, lo que para mi podría ser un sector de vegas, finalmente lo pude observar con mis propios ojos en el terreno.
 
 
 
 
 
  
 
 
 
 
Una vertiente que nacía desde un sector cercano, generaba un extenso sector de vegas con abundante vegetación.
 
Fue un lugar perfecto para dar por terminada mi caminata, descansar, hidratarme con esa agua pura y cristalina, y preparar mi regreso.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Feliz. 
Un escape necesario luego de meses de confinamiento.
 
 
 

 
 
 
 
 
A mas de dos meses de realizado este trekking, miro hacia atrás y trato de rememorar la alegría y dicha que pude alcanzar ese día. Mi cansancio fue mucho mayor a las caminatas anteriores, habían algunos kilos de más y casi ninguna caminata extensa realizada por al menos cinco meses. 
 
Nada de eso importo cuando llegó el momento de comenzar a caminar, ascender, descender, tropezar y casi caer en algunos tramos.
 
Extrañaba mucho el poder salir a caminar, el contacto con la naturaleza, beber agua de un estero, observar y fotografiar el entorno, sentir el agotamiento, el calor y la felicidad de cumplir con el objetivo planteado por uno mismo. En fin, muchas cosas que espero pueda disfrutar en los meses venideros.

A seguir en la ruta.
 
 
 
 
 



 


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