El Sábado 14 de septiembre fue el día elegido para intentar plasmar en el terreno, una ruta que al menos en mi mente se encontraba hace bastante tiempo. Inicialmente fue observada hacia las cumbres entre el Purgatorio y el Papagayo un camino amplio, casi vehicular en lo alto. Buscando información, averigüe que era una ruta del gasoducto que va a la Argentina, y que era visitada por motos y uno que otro aventurero. Con el tiempo fui encontrando mas información, y casa vez se fue volviendo mas cercana su realización.
La ruta completa nos tomó bastantes horas. Fueron 31 kilómetros que comenzaron desde los 1.050 metros de altura, llegando al sector del paso a los 2300 metros. La ruta fue distribuida en dos jornadas, y tuve la fortuna de tener un gran compañero a mi lado, mi hijo Javier de 10 años, quien mostro su fortaleza y energías para enfrentar este desafío no menor.
El sábado a las 15:30 estábamos dando por iniciada la caminata, en el sector del Toyo.
Opté por seguir el camino amplio y pedregoso de la ruta, teniendo en cuenta que era mas extenso y con subidas mas abruptas. La otra opción era remontar el sendero que bordea el estero el Sauce.
Breve detención para cargar energías.
Nos acompañaba un agradable sol, y un día totalmente despejado. La previsión para el día siguiente seria la misma.
El primero de muchos esteros que nos encontramos.
Se notaba que el año había tenido hartas precipitaciones, ya que los esteros traían mucha agua. Ideal para refrescarnos y cargar energías bajo la sombra de los arboles.
Mirando hacia el sector Alto, lugar donde se dirigía el sendero que nos permitiría "caer" en dirección a Pirque.
Seguíamos avanzando. Me tuve que quitar los zapatos en tres ocasiones para poder cruzar los esteros. La idea era avanzar lo mas posible ese día. Cada metro y altura obtenida era un esfuerzo menos para el día siguiente.
20:00 horas, ya con poca luz natural, encontramos este lugar y rápidamente montamos campamento.
Conseguimos recorrer 11 kilómetros, y llegamos a los 1530 metros de altura.
Al fondo de la quebrada se podía escuchar con mucha fuerza el curso de agua del Estero el Sauce, que bajaba con gran rapidez de las montañas.
Domingo 15 de septiembre.
07:40 am. Todo listo y dispuesto para continuar con la aventura.
El sendero de ahora en adelante nos presentaba un gran desafío, ya que en pocos kilómetros deberíamos llegar al sector Alto. Lo anterior implicaba que el camino seria muy inclinado y desgastante.
El estero el Sauce a lo lejos.
Manteníamos un paso lento pero continuo, la idea era dosificar las energías.
Cada vez mas cerca de la primera meta del día.
Ya estamos cruzando por el sector nevado.
Un majestuosos cóndor volando sobre nosotros
Un merecido descanso de mi campeón
Primera meta conseguida.
Llegando a los casi 2300 metros de altura, a eso de las 11 de la mañana. Fueron mas de tres horas de una intensa y agotadora caminata.
Cruzando el sector Alto, el cual es bastante extenso, de casi 5 kilómetros.
La ruta nos demandó también bastante esfuerzo, con harta nieve, esteros y subidas y bajadas que parecían no terminar.
Finalmente, y luego de un extenso descanso, a las 13:30 comenzamos el descenso, ya mirando hacia la ciudad, y con un sendero totalmente seco, sin nieve.
Un punto a destacar es el mal estado de la ruta al descender, con fuertes inclinaciones y mucha piedra suelta, lo que dificultaba demasiado el avance.
Luego de un par de horas, llegamos a este espectacular estero que nos permitió hidratarnos y refrescarnos bajo grandes arboles que nos protegían del intenso sol de la tarde.
El Google Maps aparece como Quebrada Rincon de Abarca, que un poco mas allá se une al estero el Coipo.
Mirando hacia atrás, la ruta ya realizada
Y seguíamos avanzando. Volvieron a aparecer esteros y pequeños cursos de agua que nos entregaban la energía suficiente para continuar.
Un bello bosque nativo cubría las laderas de los cerros. Me sorprendió mucho la belleza y abundancia de vegetación del lugar.
Estero el Coipo
Ya cada vez mas cerca. Eran cerca de las 6 de la tarde, y ya nos quedaba muy poco. Esta foto fue la ultima detención que tuvimos. La meta estaba muy próxima, y a pesar del cansancio, estábamos felices.
Tuve la fortuna de realizar una ruta que se encontraba en mis planes personales desde hace bastante tiempo. Mas feliz todavía de que me acompaño mi hijo Javier, quien tuvo su primera gran aventura en las montañas.
Lo bueno es que todo resulto muy bien, mas allá del cansancio por el esfuerzo realizado, estábamos contentos de haber podido conseguir tan significativo desafío.
Feliz también por haber "descubierto" un bello rincón muy próximo a la ciudad, el estero el Coipo, con abundante vegetación y un gran estero que te asegura una fuente de agua continua parta poder visitarlo y disfrutarlo.
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